martes, 24 de enero de 2012

Zona de confort. Yukiya y Akira

Yukiya Arashiro y su amigo Akira Natsukawa han decidido finalmente qué se van a tatuar.

AKIRA. ¿Tú qué?
YUKIYA. Yamata-no-Orochi, con sus ocho cabezas y sus ocho colas.
AKIRA. Yo Medusa, la gorgona.
YUKIYA. ¿Tú dónde?
AKIRA. En el pubis.
YUKIYA. Yo en torno al cuello.
AKIRA. ¿Tú por qué?
YUKIYA. Porque los viejos se enroscan al cuello motivos que recuerdan a sus victorias.
AKIRA. A mí me han de vencer.
...
AKIRA. ¿Tú por qué?
YUKIYA. El dolor de enterrar al dragón bajo mi piel me hará fuerte.
AKIRA. Yo me tatúo protección y me proporcionará elementos de sorpresa.
YUKIYA. ¿Comemos?
AKIRA. ¿Hay alguien en la casa?
YUKIYA. Yo creo que no.
En esta zona todo suele ocurrir más o menos así. La sensación es que no ocurre nada. Yukiya y Akira comen como hurones en la oscuridad y desaparecen. Siguen dándole vueltas al tatuaje que se harán mientras sus padres, miembros de la oligarquía financiera japonesa, no hacen acto de presencia en las vidas de sus hijos más que una o dos veces al año, y fugazmente. Siguen tratando de entender si es bueno o malo traer hijos a este mundo y Yukiya y Akira van de ciudad en ciudad con todo pagado para expiar la culpabilidad de sus progenitores. 

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